sábado, 15 de mayo de 2010



Frío, tiempo, distancia.



Mi corazón nació dentro de un cubo de hielo.
El hielo pretendía protegerlo pero lo único que conseguía era debilitarlo aún más.
El frío era su jaula, una jaula horrible que lo consumía y lo cegaba, lleno de rencor y miseria y sobre todo de soledad, oscura y fría soledad.

Y un día en el que ya no le veía sentido a esta vida, llegaste, y con una caricia fundiste aquel hielo que yo no había podido destruir en años.

Ahora late con sentido, con un destino, ahora late por algo, sincero, enamorado.
Y es que un beso tuyo acaba con todo el odio que se puede retener en toda una vida, el roce de nuestra piel, me produce una sonrisa involuntaria y tu voz es como un pequeño rayo de sol que me despierta dulcemente entre las sábanas de una mañana cálida.

El tiempo es nuestro peor enemigo y cuando se agota, este nos tortura, separándonos desde nuestros adentros, desde nuestra conciencia, aunque nuestros labios no quieran separarse, aunque nuestra piel se aferre a la del otro, el tiempo y la mente nos separan, aunque el corazón llore de rabia desde lo más profundo de nosotros.

La distancia es su aliada y juntos quieren volver a enredarnos entre las ramas del hielo, separándonos, ahogándonos en nuestro propio llanto.

No soy nada sin ti, no me dejes sola frente al frío, salvame. No dejes que el tiempo y la distancia nos gane, nunca lo consientas, nuestro amor siempre será más fuerte.

I miss you baby.

Je t'aime.


 

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