sábado, 11 de septiembre de 2010

Cracks





Grietas en mis manos
lágrimas en tu piel
como dulces gotas de sangre
caen sobre este viejo papel.

Crueles gotas que quemaron
las palabras que tu pluma escribió
pues tus labios quedaron mudos
sin poder darme palabras de amor.

Que mis ojos ya no duermen
pues tu nombre me lo susurra el viento,
viento que congela mis manos,
duro, frío, desgarradamente lento.

Frío y gris en sus pupilas
quemadurás del mantel,
soledad que le cala hasta los huesos
ya sus lágrimas saben a miel.

Ausencia de brillo en sus pupilas
sus pestañas quieren caer
amargos le saben los días,
amargos, por culpa de una mala mujer.

Que tu pena llore mi viaje
viaje del que nunca más volveré
fiel amante nunca fuiste
lástima que ya no vuelva a caer.

Que mi perfume quede en tus ropas
que mi sonrisa quede en tu piel
menta clara y vainilla
llorarás deseando no oler.

Qué en tus sábanas perdure,
mi canela, en franela y café
sin tus labios quien me cure
de resaca estaré otra vez.

Que el cordel en tus dedos se enredede
delicado, que tu cuello, mi amado, rodeé
por mis manos sea guiado
tu muerte y la mía tal vez.

Baraja conmigo tus cartas
y preparame ese ultimo té
con sutiles gotas de cianuro
que juntos bebamos, por última vez.

Tú y tu odio simplemente consiguieron
hacerme cosquillas en los pies
pero al despertar de este mal sueño me percato,
ahora está todo del revés.

Que quizás te necesite
que quizás yo me fallé
acabando con tu frágil vida
pues la mia te llevaste también.


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